martes, 3 de abril de 2012

Cura Brochero. El relato del veterano Pedro Trentini: "Fuimos Prisioneros de Guerra en Nuestro Propio Territorio"

En el marco de la presentación de la película "Los Chicos de la Guerra" en el Salón Cultural Honorio Bustos de Cura Brochero, el ex combatiente de Malvinas, Pedro Trentini (Foto), relató a los presentes parte de su intensa experiencia vivida durante y a causa de este conflicto bélico.


Trentini comenzó su relato expresando: "Yo quería estar (en la guerra)... ahí estaban todos mis compañeros..." Pero enseguida aclaró: "Yo nunca imaginé después lo que sería el horror de la guerra."

El antes y el después. El Trabajo y la Familia

La primera parte del relato de Trentini se centró en el antes y el después de la guerra de Malvinas, y cómo se vio afectada su realidad laboral y familiar. Dijo al respecto: "El jueves santo (8 de abril de 1982) le dije a mi patrón que yo quería ir a Malvinas, que me quería presentar al cuartel porque ya no daba más y me dijo: «Bueno la verdad que me llenás de orgullo porque a muchos, incluso a mí me daría miedo...»" Sin embargo, a pesar de esos melifluos conceptos, el veterano recuerda: "Cuando yo vuelvo de la guerra estoy sin trabajo. Es más... cuando empieza el combate del 1 de mayo en adelante..., el telegrama me llega a la semana". Esta reacción de sus empleadores se debió - según manifestó - al temor de que él cayera en combate y debieran afrontar las cargas sociales pertinentes.
Una vez vuelto a Buenos Aires (donde entonces vivía Trentini), "pasó como un mes y mi hermano habló por mí en el trabajo, para que me paguen lo que me debían... (Una vez en el lugar de trabajo) me sentaron y me sirvieron un café y me preguntaron: «Che, contame como fue lo de la guerra, murieron muchos, mataron a alguien?» En ese momento yo me levanté y me quería ir. Entonces mi hermano les dice: no mire, él no está en condiciones de hablar de eso, vino a cobrar lo que le deben... Entonces me dijeron, volvé en 15 días que ahora no hay plata."
Rememora también, el hoy vecino de San Lorenzo, la contención maternal una vez concluido el conflicto. "Mi mamá me decía: tenés que tratar de salir, tenés que tratar de despabilarte... Una vuelta recuerdo que me dio (plata) para ir al cine. Yo fui al cine, entré, empezó la película... no sé si habré estado 15 minutos... Sentía un vacío enorme es como que necesitaba volver, estar de nuevo en la guerra. Es como que en la paz no encajaba".
En esos momentos de desolación, confesó: "Pensé en el suicidio, esa fue la realidad."

El Maltrato Psicológico de los Militares

El relato del retornó fue la parte más cruda de la narración de Trentini. "En nuestro caso cuando volvimos, nos trajeron en un avión y luego en un Chevallier con las cortinas cerradas... Volvimos muy de madrugada, nos llevaron a Campo de Mayo y ahí no había lugar porque había muchos internados heridos; nos llevaron (después) a la Escuela Lemos: no había lugar - nosotros estábamos muy mal - a lo último nos llevaron a la escuela de Infantería. Ahí nos tuvieron 3 días encerrados... Nos tuvieron prisioneros. Fuimos prisioneros de guerra en nuestro territorio. Nos encerraban en un aula... Nos metían de a 20 ahí adentro... con un coronel - un grado grande - y nos trabajaban psicológicamente... Nos decían: «¿Así que ustedes son los hijos de puta que por culpa de ustedes perdimos la guerra? Son una manga de maricones...» Nos decían de lo peor..." Ante esas arengas infames los conscriptos ex combatientes no se quedaban impasibles: "Había muchos que estábamos muy mal y reaccionábamos muy violentamente ahí adentro... No sé que sonaba (entonces) que se abrían las puertas y entraban todos los cadetes a separarnos."
"En la guerra en el campo de combate fue una situación caótica... ¿para qué torturarnos más?" se preguntó una vez más Trentini y continuó su relato. "Al tercer día los padres colgados del alambrado dijeron basta! Nos querían pelar y no nos dejamos cortar el pelo, nos empezamos a revelar..."
"De última dicen: «bueno se van». Nos forman a todos en la plaza de armas, inclusive con los suboficiales y algunos oficiales de bajo rango que estuvieron con las tropas nuestras... Y un general que habló ahí nos amenazó lisa y llanamente a todos: oficiales, suboficiales y soldados. Sobre todo a nosotros los soldados: «Ustedes recuerden estas palabras: van a tener siempre una mirada detrás de ustedes que los va a estar siguiendo hasta debajo de la cama... No pueden hablar nada... De acá para la puerta de calle se olvidan de la guerra..."
Esa tortura psíquica ejercida por quienes entonces ostentaban el poder surtió efecto: "Por eso hay cosas que hasta el día de hoy no hablamos. A mí hijo que tiene 22 años quisiera contarle, pero siento que no voy a poder, que no me voy a animar... A partir de los 10 años en adelante yo empecé a salir, a juntarme. En todos estos años mucha gente no se enteró que yo soy ex combatiente", confió finalmente.

La Figura Materna

Claro está que el recibimiento que tuvieron los púberes veteranos distó muchísimo de lo que soñaban y esperaban: al menos una multitud agradecida. Tal vez sea eso lo que lleva a la memoria del ahora padre de familia, a retrotraerse a la noche oscura que pudo volver a la casa materna: "Cuando yo llegué a mi barrio a las 12 de la noche la única que salió a recibirme con los brazos abiertos fue mi madre".

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